jueves, 18 de junio de 2009

Un regalo

Siempre he dicho que para conocer un pueblo, un país, una civilización… hay que conocer sus mercados y los sitios en donde se pueden encontrar la comida. Es cierto, te da una idea de lo que la gente come, cómo lo come y te puedes imaginar cómo lo prepara. Allá por donde he pasado he tratado siempre de conocer estos lugares… desde Sicilia a Perú, Ecuador, Etiopía, Marruecos… y también EEUU, Bélgica, Francia, Holanda… Y lo mismo hice los primeros días en Tuxtla: he podido visitar desde grandes superficies (muy al estilo “gringo”) a los mercados de barrio, en concreto el de la zona en la que vivo: Terán.

Como os podréis imaginar, pasear por un mercado en Chiapas es un auténtico placer: mezclas de colores, olores, gentes, gritos y música… Se echa de menos los aromas a especias de los de Marruecos, pero a cambio tienen una gran cantidad de frutas y verduras que no son frecuentes por nuestra zona. De distintos colores, olores… se nota que es una zona bastante tropical!

Y aunque la verdad que soy bastante lanzado para probar las cosas nuevas y no le hago ascos a casi nada, de momento sólo me animé a comprar una especie de fruta con aspecto de coca de verano por fuera y una carne naranja en el interior con un hueso marrón alargado en el centro. Cuando lo probé me resultó un sabor muy parecido al de la batata asada, eso sí, un poco más ligero. Del nombre me enteré cuando estaba en una heladería y pedí una tarrina de mamey (ya sabe mi heladero favorito que siempre le tiro a los sabores de frutas!). Al probarla, me di cuenta que se trataba de la misma fruta! Pero hay muchas otras que no he podido probar todavía…

Y hoy recibo una gran sorpresa de parte de una residente de pediatría del hospital, que me tenía preparada una bandeja de frutas típicas de la zona! Me he quedado sin palabras, ya os podréis imaginar! Me ha encantado el detalle. Toda un sorpresa! Abajo os pongo la foto del obsequio. Trataré de poner nombre a cada una de ellas (y por favor que me perdonen los mexicanos si no están bien escritos o he confundido unos con otros! Espero vuestra ayuda para corregirlo!). De momento sólo he probado la papausa (?), que es muy parecido a la chirimoya, pero con algo menos de carne y más huesos y una piel bastante más dura. Poco a poco espero ir probándolos todos y ya os diré a qué sabe cada cosa… Queda por probar la pitaya (rosa), las granadillas (como si fueran mangos pequeñitos), los rambutanes (rojos y “peludos”), los nanches (bolitas amarillas) y las ciruelillas (esas sí que las conozco!)

Por cierto, en el centro se ve un recipiente con unas cositas negras pequeñas… luku. No son más que un tipo de hormigas aladas a las que se les quitan las alas y se fríen. Ya sabéis… aquí se le echa a casi cualquier cosa limón y sal y padentro! El caso es que no están malas! Al estilo de los chapulines (=saltamontes) pequeñitos! Tomad nota para las jornadas gastronómicas!

He quedado encantado con el regalo.

Gracias mil María José!


5 comentarios:

  1. Niño,la pitaya mu bonita por fuera pero na de na por dentro,a mi no me gusto.
    ....Y las hormigas¡¡¡¡que ascooooooooo¡¡¡¡¡
    Herminia

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  2. vaya hombre, y yo que ayer me pasé el día con el insecticida para exterminar mis "aluas", a partir de mañana las recolecto y las congelo para las próximas "jornadas"

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  3. Hoy probaré la Pitaya, así que ya te diré!
    Metus, compi, ve cazándo las alúas, le quitas las alas y las congelas, que las vamos a cocinar en la próxima comida que nos toque!
    Besos

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  4. ¡Menos mal que no os toca repetir pronto! A ver si tomas mejores ejemplos.

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  5. Como veis, ya he dado buena cuenta de la fruta! Muy recomendables!

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